El astrónomo niño
Posted on Wed 02 May 2018 in astroaventuras
En estos días he estado muy estresado debido a que he tenido que enviar resultados a colaboradores, estoy escribiendo mi tesis doctoral, he tenido que viajar mucho, aplicaciones a postdocs y demás cosas dignas de un astrónomo moderno. Estoy seguro que si regresara en el tiempo y le dijera al yo más joven todo el estrés que conlleva el estudiar las estrellas, lo hubiera pensado dos veces. Justo eso me hizo pensar en el yo de diez años que preguntaba a sus padres "¿Qué son las estrellas?". Y jamás obtuve una respuesta que silenciara esa curiosidad en mi. Pero siendo sinceros, si regresara en el tiempo yo le contaría al yo más joven el relato que les contaré a continuación.
Recuerdo muy bien una experiencia que tuve en abril del 2016 en el observatorio La Silla, en Chile. Esta era la primera vez que me tocaba ir a un observatorio profesional a observar solo. Y tengo que admitir que estaba bastante nervioso, iba a usar nada y más nada menos que el instrumento cazador de planetas por excelencia en la Tierra, el espectrógrafo HARPS. Al final todo salió bien, logré observar las estrellas que tenían candidatos a exoplanetas y los resultados parecían prometedores. Pasé una noche más en el observatorio después de mi primera experiencia científica y ese día se habló de la posibilidad de yo liderar mi primer artículo de descubrimiento. Mi relato se centra en esa noche extra en el observatorio.
Decidí pasar esa noche observando el cielo, pero esta vez sin telescopio profesional, sino con mis propios ojos. Yo estaba maravillado por lo que podía ver, era la primera vez que estaba en el hemisferio sur y me daba mucha impresión ver el cielo al revés. Además de haber podido ver las Nubes de Magallanes y la Cruz del Sur con mis propios ojos. Me recosté en el suelo en un lugar donde estaría solo, tomé mi celular y puse uno de mis discos favoritos, "Wish you were here" de Pink Floyd. Entonces comencé a contemplar el cielo. Al ritmo de "Shine on your crazy diamond" mis ojos se acostumbraban más y más a la oscuridad. Cada acorde de guitarra agregaba estrellas a la Vía Láctea. A mitad de la canción, era capaz de distinguir detalles de la galaxia que jamás había visto antes. Al final de la canción, mis ojos estaban tan acostumbrados a la oscuridad que había un sin fin de estrellas en el cielo, las constelaciones habían desaparecido y tenía todavía media hora más de música para escuchar. Justo cuando comenzaba la canción "Welcome to the machine" (que es la que menos me gusta de ese disco), comencé a pensar que yo no estaba en ese lugar para escribir artículos científicos, o ir a conferencias, ni para escribir códigos que automatizaran los resultados de los astrónomos. Yo estaba ahí como un niño caprichoso que busca la respuesta a una pregunta que jamás le habían respondido satisfactoriamente.
Y recuerdo que esa noche, al terminar la última tonada del disco me quedé un poco más de tiempo pensando a solas en la oscuridad. Me di cuenta el porque decidí ser astrónomo, ya que mientras hay gente que hace astronomía por sentirse más grande, yo lo hago para sentirme niño.
Este post fue publicado por primera vez en Astronomía Divertida el 01-05-2018.